Invertir en nuestra salud mental: la importancia de acudir al psicólogo

La palabra “psicoterapia” se asocia todavía con problemas mentales, cuando su rol en nuestra sociedad es ayudar a los pacientes a hallar el bienestar. La cantidad de paradigmas alrededor de la psicología entorpece el trabajo de los profesionales, y aleja a las personas que podrían necesitarlos.

¿Por qué es importante acudir al psicólogo?

La salud mental es más que solo carecer de enfermedades mentales. Se trata de mantener la calma en situaciones complicadas, aprender a manejar la vida cotidiana sin sufrir ansiedad o frustración y a reaccionar ante las adversidades sin afectar la psique.

La relación con nosotros mismos muchas veces está dañada, y los síntomas sólo empeoran con el paso del tiempo. La monotonía de la vida diaria, el enojo acumulado y la falta de un plan de vida contribuyen a una frustración que no logramos identificar por completo.

Las relaciones interpersonales se ven dañadas cuando las personas no están sanas y en paz consigo mismas. A pesar de sonar contradictorio, tenemos que reaprender a relacionarnos de una forma apropiada, mejorar la convivencia y a resolver conflictos inconclusos con otros por muy pequeños que sean.

Este proceso de desarrollo como individuos, como seres complejos y llenos de incertidumbres es el motivo por el cual siempre deberíamos considerar acudir al psicólogo. Ya sea con psicólogos en Ávila, en Valladolid, vía Internet o en donde sea, siempre es bueno contactar con uno si lo sientes así.

Beneficios de acudir a terapia psicológica

Poco a poco, hemos aprendido que todos pueden necesitar acudir a un psicólogo eventualmente, aparte de que la terapia funciona. Es un acto de inteligencia porque se trata de adoptar una estrategia efectiva, a la vez que se trata de valentía por recurrir a un método que todavía es estigmatizado.

Todos aquellos que toman esta decisión tienen la posibilidad de verse beneficiados por la terapia en varios aspectos de su vida.

Herramientas para el manejo de conflictos

La aparición de problemas es normal en la vida de todos, pero la principal diferencia es la forma en la que se manejan estas situaciones. El manejo del estrés, la identificación del problema y la consideración de diferentes soluciones

Cambiar las creencias dañinas

Algunas de las creencias son desadaptativas porque resultan limitantes en la sociedad en la que vivimos, por lo que necesitan ser corregidas. Son formas de pensar que se aprenden durante la crianza y en diferentes entornos, y se desarrollan a lo largo de la vida en diferentes situaciones.

La corrección de estas creencias es un trabajo consciente que debe llevar a cabo cualquier persona que vea comprometida su vida por ellas. Toma tiempo reformar los procesos mentales para simplificar el mundo en el que se vive, y dejar de lado pensamientos que resultan dañinos.

Estos procesos funcionan porque las creencias son interpretaciones de la realidad, en lugar de ser hechos constatados. En otras palabras, se pueden cambiar estas interpretaciones porque son procesos internos, y no tanto el mundo en el que vive esa persona.

Mantener la armonía

Parte del trabajo de un terapeuta es enseñar herramientas de introspección para superar situaciones concretas, pero también para manejar de mejor forma problemas cotidianos. La psicoterapia sirve para sobrellevar los problemas laborales, situaciones tensas con la pareja, y hasta lidiar con un ambiente familiar complicado.

Uno de los planteamientos es mantener la compostura sin faltar a los principios propios. De esta forma, el paciente aprende a mantenerse fiel a sí mismo y a relacionarse de forma efectiva con los demás, incluso en un entorno complicado. Es un método que repercute en el bienestar mental y procura mantener la paz interior.

El autoconocimiento

Las sesiones con el psicólogo crean un contexto de cuestionamiento hacia sí mismo, en el que se busca detectar patrones de comportamiento. Se identifican hábitos problemáticos, emociones relevantes, reacciones a situaciones concretas, y la gestión y canalización sana de todos estos factores.

Estas técnicas se acompañan de pautas que se siguen en el día a día para aprender a ser conscientes de las diferentes maneras en las que el entorno nos hace reaccionar. Con el paso del tiempo y la práctica, los pacientes son capaces de identificar los factores desencadenantes de pensamientos y emociones que ocasionan malestar.

Un entorno seguro

A pesar de que los amigos y familiares cercanos contribuyen en el bienestar mental y social de una persona, no siempre son un lugar de apoyo. Además, ciertos pensamientos son demasiado pesados para compartir con personas que no están preparadas para asimilarlos, incluso si hay confianza entre ambas partes.

El terapeuta es la persona que no juzga, tiene la formación necesaria para crear un entorno de confianza y empatía en la que el paciente se expresa sin miedo. También es capaz de gestionar sus propias emociones para no verse afectado por los problemas que escucha, sin dañar su propio bienestar mental.

Prevenir recaídas y crisis emocionales

Parte del proceso psicoterapéutico es comprender los mecanismos que activan los síntomas del trastorno que sufrían, de modo que se lleve un estilo de vida que minimice las posibilidades de desencadenar nuevas crisis. Esto es especialmente importante en enfermedades como las adicciones y todas aquellas que funcionan en ciclos.