Las 7 claves para elegir el mejor psicólogo en Valladolid

Las 7 claves para elegir el mejor psicólogo en Valladolid

Hay ocasiones en las que de un modo progresivo empezamos a sentirnos mal y no reparamos en ello hasta que un día nos preguntamos: ¿pero qué me está pasando? ¡Este no soy yo!

El malestar emocional es frecuentemente difícil de detectar, porque el deterioro suele ser muy progresivo y nos vamos acostumbrando, al igual que las ranas se acostumbran al agua hirviendo si la temperatura sube lo suficientemente despacio. Sólo nos hacemos conscientes cuando conseguimos comparar con un tiempo suficientemente lejano en el que las cosas eran diferentes.

…depositar en esa persona la confianza suficiente para poder hablar de cuestiones que pueden llegar a ser muy íntimas

En ese caso puede que decidamos consultar con un Psicólogo en Valladolid para salir de esta situación molesta. Es entonces cuando aparece la tesitura de cómo elegir el profesional que me va ayudar a resolver mi problema.

Es un asunto delicado, porque supone depositar en esa persona la confianzasuficiente para poder hablar de cuestiones que pueden llegar a ser muy íntimas, y esto no es fácil para todo el mundo. Es decir, aparece lo que podríamos llamar el primer eje que va a constituir nuestra decisión: la confianza en el terapeuta.

1.- Un psicólogo en quien confiar.

Confiar significa en primer lugar confiar en que esa persona es honesta y no nos va a engañar, va a transmitirnos la información que necesitamos y va a aplicar el tratamiento y el método que según su buen saber, mejor nos viene. ¿Esto quiere decir que hay un tratamiento, una técnica que es la que me conviene? No necesariamente. No se puede separar el profesional de la técnica que aplica. Una misma técnica aplicada por dos profesionales diferentes tendrá seguramente resultados diferentes. Por eso cada profesional elige los métodos que utiliza. Se entrena en estos métodos y adquiere habilidades en un método y no en otros. En resumen: elegiremos un profesional con su método, si nos inspira confianza.

¿Cómo saber en quien confiar? Por supuesto que un camino es pedir opiniones de personas en las que ya confiamos. El que un profesional haya funcionado bien para una persona, no garantiza plenamente que me vaya a servir a mí, pero ayuda. Al menos de este modo sabemos que es alguien fiable, y no partimos de cero.

Se trata de sentir una conexión en la que comprendo lo que esa persona me indica y noto que me está sirviendo

Si no tenemos referencias, siempre podemos hacer una prueba, conocer a esa persona y escuchar lo que tiene que decirnos. En general a los charlatanes y a los farsantes se les nota porque nos dicen lo que queremos oír y prometen cosas que nadie puede asegurar cumplir, porque en salud mental, el futuro siempre es incierto.

Embarcarse en un tratamiento psicológico se trata de establecer una relación con un tercero que nos acompaña en ese proceso. La relación es fundamental. Esa relación con el profesional es lo que nos puede ayudar a mejorar, y por eso es necesario que nos sintamos conectados con esa persona. No se trata de ser amigos, ni nada por el estilo, se trata de sentir una conexión en la que comprendo lo que esa persona me indica y noto que me está sirviendo.

2.- Los Títulos

Efectivamente, en España es necesario haber superado una serie de estudios para poder ejercer la psicología. Además es preceptivo estar colegiado en el territorio nacional para poder ejercer. Si dudas, o quieres comprobar si un profesional tiene la titulación necesaria para poder ejercer, en los colegios de psicología de cada provinciapuedes consultarlo. Es un servicio obligatorio y gratuito.

3.- Las Escuelas de Psicología

Ya hemos dicho que lo que cura en psicología es la relación con el profesional. Si no hay profesional, no hay cura. Porque todos intuimos que el “café para todos” no funciona, es decir, me importa lo que se puede hacer en “mi caso”, no es valido el: “cuando una persona… entonces lo que resuelve es…” porque cada persona tiene su mundo y lo que a unos les sirve, a otros les perjudica. El tratamiento psicológico siempre es personalizado, porque siempre es subjetivo, depende del sujeto en cuestión. De las cosas que le sujetan a esa persona.

Una vez dicho que lo fundamental es la relación, las escuelas son secundarias. Son importantes, por supuesto, no es igual un tratamiento conductual que uno ecléctico, pero lo fundamental es el profesional. La escuela sirve para que ese profesional se forme, aprenda y nos atienda del modo más adecuado.

Es necesario ser riguroso. No todo vale. La metodología que utilice el profesional debe estar respaldada por un consenso suficiente de la comunidad y haber sido probada y comprobada

4.- ¿Qué dice la Ciencia sobre la Psicología?

Vivimos un momento cultural en el que se atribuye a la ciencia el saber absoluto, y es tentador pasarlo todo por el tamiz de la ciencia. Por eso nacieron las ciencias sociales como pretensión de convertir en científico lo que tradicionalmente habían sido las humanidades. Pero no debemos confundir lo riguroso con la ciencia. Es necesario ser riguroso. No todo vale. La metodología que utilice el profesional debe estar respaldada por un consenso suficiente de la comunidad y haber sido probada y comprobada. Rigor. Pero en esta disciplina de la psicología el método científico no tiene mucho que decir. No se puede aplicar la ciencia al sufrimiento del alma humana, porque no es algo que responda a la repetitividad ni a la falsabilidad que exige la ciencia. Nos encontramos actualmente a muchos vendedores de falsos elixires mágicos escondidos bajo la piel de borrego de la ciencia.

No esperar el respaldo científico no significa que cualquier propuesta sea válida. Es necesario el rigor en los planteamientos y el respaldo de la comunidad clínica. Hay escuelas y corrientes en psicología con muchos años de recorrido y un respaldo amplio de la comunidad. Esto ya da una cierta confianza, es necesario informarse y exigir unos mínimos.

5.- La experiencia personal

Llegados a este punto, una vez que encontramos un profesional que cumple unos mínimos en formación, es el momento de pasar por la experiencia. Como hemos dicho, el tratamiento psicológico es una experiencia que se basa en la relación con el profesional. Si esa relación me incomoda demasiado o se me hace insoportable por algún motivo, puede ser necesario cambiar de profesional. Es imprescindible confiar en el profesional que tenemos delante, si no sentimos esa confianza, tal vez podamos ofrecerle un tiempo de tregua para comprobar si la relación mejora, pero si no confiamos en la persona que tenemos enfrente, el tratamiento no va a dar frutos.

Tampoco es beneficioso hacernos amigo de nuestro terapeuta ni un exceso de “buen rollito”, porque entonces tampoco se van a producir cambios útiles para el paciente. El paciente debe buscar nuevas soluciones a la manera de enfrentar la vida y este cambio no se va a producir si el paciente esta demasiado cómodo en la relación terapéutica. Este es el motivo por el que no es recomendable demasiada intimidad, y no es recomendable que el paciente conozca detalles de la vida del profesional que lo atiende. El sufrimiento tiene muchas formas de agarrarse al que sufre y una de ellas es distraer la atención hacia cuestiones que no aportan ningún beneficio, y sólo suponen una pérdida de tiempo.

Por otro lado, y dependiendo del síntoma que queremos resolver, tras un periodo de tiempo, la experiencia nos va a decir si el trabajo terapéutico está dando sus frutos. Podemos hacernos estas preguntas para evaluar la evolución:

  • ¿Siento que esta persona me escucha y atiende lo importante de lo que me pasa?
  • ¿El profesional comprende mi malestar?
  • ¿El profesional me da soluciones demasiado fáciles o demasiado difíciles?
  • ¿Desde que estoy en tratamiento estoy encontrando modos nuevos de afrontar?
  • ¿He encontrado algún alivio o mejoría?

Es importante entender que el profesional es un compañero de camino, pero nunca es el protagonista o el ejecutor del cambio

6.- Mi propia responsabilidad

Como se deduce de lo que venimos hablando, el paciente es el responsable de lo que hace con su vida, tanto para bien como para mal. En un psicólogo puede encontrar un apoyo, una ayuda, pero el campo que se trabaja está en su interior y por tanto el cambio depende sobre todo de la disposición del paciente y de lo que haga o deje de hacer.

Esto que hablamos se suele enunciar como “tienes que poner de tu parte”. Es importante entender que el profesional es un compañero de camino, pero nunca es el protagonista o el ejecutor del cambio. Estamos demasiado habituados al modelo médico asistencial en el que se dice al enfermo que escuche y obedezca, mientras el profesional ejecuta sus técnicas con mayor o menor éxito. El trabajo psicológico es diferente. En psicología, el agente del cambio es siempre el paciente. Es el paciente el que hace y deshace, el que prueba, el que acierta y se equivoca. Si encuentras un psicólogo que se vanagloria de los éxitos de sus pacientes, es alguien que no ha comprendido el mecanismo interno de la atención psicológica.

Es muy frecuente el caso de alguien que busca una terapia, por ejemplo un tratamiento para la ansiedad, y cree que el psicólogo es el único responsable de su curación. Este tipo de personas terminan abandonando el tratamiento sin haber obtenido resultados, porque no aceptan la idea de que ellos tienen algo que cambiar. Es fundamental entender que el cambio depende de tí, de lo que tu hagas.

7.- Asumir el riesgo

Comenzar un tratamiento psicológico es asumir un riesgo. Tal vez haya que corregir acciones que se tomen, como cambiar de terapeuta o volver atrás en cosas que creíamos que sabíamos y tenemos que replantearnos, reconocer que hemos cometido errores. Pero por otro lado se abre una experiencia apasionante en la que sobre todo, vamos a conocernos a nosotros mismos en aspectos que no sospechábamos, esto siempre es apasionante.